Xbox 360 necesitaba un juego sobre francotiradores con urgencia, y los chicos de City Interactive se han puesto a trabajar para ofrecernos el primero. ¿Está Sniper a la altura de las expectativas? Lamentablemente no. Ghost Warrior no consigue encontrar personalidad ni calidad en su propuesta, y se pierde en el olvido de un género atestado de títulos muy superiores. |
El género de los francotiradores ha sido habitualmente maltratado por los aficionados a la acción, especialmente por los multijugadores de los shooters, donde los que han optado por este tipo de disciplinas han sido habitualmente tildados despectivamente de Campers. Sin embargo este estilo también nos ha dejado algunos títulos interesantes sobre estos solitarios soldados, y recordamos recientemente el seductor Sniper Elite de Rebellion que trasladó con sensibilidad arcade algunos puntos muy interesantes sobre qué son, cómo se desenvuelven y las satisfacciones que obtienen estos hombres, con algunos momentos geniales como, por ejemplo, el apasionante "tiempo bala" con el que nos premiaba nuestros mejores disparos.
Sniper: Ghost Warrior trata de engrosar este catálogo de videojuegos sobre los especialistas del "un disparo-una baja" con un título de calidad, sin embargo el proyecto cae presa de su propia ambición. A pesar de contar con un apartado gráfico más que aceptable, los problemas jugables, la desconcertante IA enemiga, el escaso interés del multijugador y la ridícula duración de la campaña le hacen caer en la más absoluta mediocridad.
Un Disparo, Una Baja: No Hay Excepción
La campaña de Sniper: Ghost Warrior se mueve entre lo puramente rutinario en términos narrativos. Un ejercicio de planteamiento ciertamente banal por parte de sus responsables que nos pone en el pellejo de un veterano francotirador, Tyler, en una peligrosa misión en un país sudamericano ficticio.
En el juego simultanearemos las misiones más fuertemente orientadas al sigilo y la acción rápida y silenciosa, con momentos totalmente fuera de lugar y marcados por carnicerías sin sentido a bordo de torretas ametralladoras, o que nos hacen formar parte de un escuadrón de asalto con misiones tan nimias como las de borrar del mapa cualquier presencia enemiga sin importar demasiado cómo conseguirlo.
Sin embargo esta falta de contexto tiene un doble efecto, y es que consigue que las misiones sean muy variadas, ese es uno de los puntos fuertes del juego, y si bien la campaña podemos superarla en unas 10 horas, lo cierto es que la diversidad de los objetivos a acometer deja buen sabor de boca. Proteger convoyes, acabar con los enemigos, sabotear instalaciones... nada particularmente original, pero sí ágilmente mezclado con unos entornos muy diferentes entre sí que nos llevarán a través de playas, junglas, ruinas, etcétera. Todo ello muy dentro de un aspecto general de zona tropical del que se beneficia el aspecto estético del programa.
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