Con todo el país concentrado frente al televisor esperando la predicción, por lo general acertada, del pulpo Paul sobre la final del Mundial, lo cierto es que el habitante más conocido del acuario de Oberhausen no ha decepcionado. Nada más vislumbrar las cajas con las banderas de Holanda y España, Paul se fue derecho a coger el mejillón presente en nuestra caja, con lo que se puede decir que la victoria en el Mundial está un poco más cerca. Antes, el pulpo predijo que Alemania vencería a Uruguay en el duelo por el tercer y cuarto puesto.
De cualquier modo, dejando aparte la clarividencia del cefalópodo, España, que disputará la final con la equipación azul, es considerada la favorita sin discusión a lo largo y ancho del orbe futbolístico, incluso por futbolistas holandeses de renombre que hicieron historia en la Liga, caso de Cruyff, Koeman o Van Nistelrooy. Del mismo modo, la prensa deportiva internacional sólo ha podido rendirse ante el fútbol que practican los nuestros.
Por otra parte, el país prepara ya los festejos que tendrán lugar pase lo que pase en la final. Hemos hecho historia tan sólo llegando a este punto, algo que sin duda sabe el aficionado, que ya se apunta a recibir a los nuestros como se merecen, como campeones del mundo o subcampeones. Así, ya se ha dispuesto un recorrido en autobús, como ocurriera tras la Eurocopa, que recorrerá las principales calles de la capital y finalizará en un escenario montado para la ocasión en la explanda del Puente del Rey, junto al río Manzanares. Antes, nuestros jugadores serán recibidos por el rey Juan Carlos en La Zarzuela y por el presidente Zapatero en Moncloa.
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