España alcanzó la merecida gloria ante un rival que destacó más por su comportamiento antideportivo que por su oferta futbolística, con lo que se puede decir con justicia que finalmente triunfó el fútbol en Sudáfrica. El de nuestra selección, que pese a los titubeos iniciales se ha ganado el respeto y los halagos de todo el universo futbolístico.
Nada más comenzar el partido, se pudo ver que la táctica prevista por Van Marjwik para contener a la selección no fue otra que el empleo de la violencia hasta la saciedad, para lo que Holanda contó con la inestimable ayuda del árbitro, el inglés Webb, al que se temía por su arbitraje ante Suiza. El colegiado cumplió con lo previsto, ya que pudo haber expulsado a un par de jugadores de la 'Oranje' y, en lugar de eso, únicamente les mostró tres amarillas frente a las dos que sacó a Puyol y Ramos.
Así, España estuvo un tanto perdida, y al control inicial, traducido en un remate de cabeza de Ramos que sacó impecablemente Stekelenburg y un centro con bastante intención del lateral sin consecuencias, siguió una fase de juego interrumpido y sucio por parte de nuestro rival, que se acercó con peligro a la meta de Casillas, brillante cuando hizo falta. No obstante, lo mejor lo dejó para el segundo tiempo.
Tras el descanso, se repitió el guión inicial. España desplegó su juego, combinando y combinando, llegando al área contraria, mientras que Holanda únicamente se dedicaba a pegar patadas y a protestar todas las decisiones del árbitro. Villa, persiguiendo el Pichichi, tuvo un par de ocasiones, pero de nuevo España desapareció y Holanda, a la contra, pudo sorprendernos en su continua búsqueda de Robben. En una de ellas, Casillas sacó con la pierna lo que parecía un gol seguro, y tras la inquietud volvieron, en oleadas, los ataques de 'la Roja'.
Pero el gol, pese a las internadas de Navas y a la entrada de Cesc, se resistía, por lo que España optó por afianzar su juego, relajarse y dejar llegar la prórroga, cuyo primer tiempo fue totalmente nuestro. El árbitro, nefasto toda la noche, se tragó un penalti sobre Xavi, el más castigado por los holandeses, y Navas estaba a punto de adelantarnos en el marcador, aunque su tiro salió fuera por poco.
La segunda parte dio comienzo en los mismo términos, aunque Holanda, dura hasta la saciedad, se quedaba con uno menos cuando Heitinga agarraba a Iniesta en una clara internada del centrocampista. Pero el jugador del Barcelona se iba a resarcir poco después. Centro desde la banda izquierda que despeja la defensa y Cesc pone el balón para Iniesta, que tras controlarlo y dejarlo botar lo cruza de volea ante un impotente Stekelenburg para dedicar el tanto a Dani Jarque. Y no hubo tiempo para más, si exceptuamos la lesión de Torres, que se rompió cuando trataba de cazar un balón largo.
España, entre las lágrimas de la mayoría de los nuestros, empezando por Casillas, entra por la puerta grande de la historia de los Mundiales tras su paso por Sudáfrica, mérito que también hay que atribuir en buena medida a Vicente del Bosque. Y a seguir sumando títulos.
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