Al tratar de encontrar la mejor manera de describir el limbo, sigo regresando a Edvard Munch.Siempre he estado fascinado con Munch, un artista más famoso de la pintura "El grito". Es sus otras obras, sin embargo, que tienden a pegarse conmigo, en especial su Virgen. Como una obra de arte, Madonna de Munch presenta al espectador con imágenes aparentemente dispares, a la vez seductora e inquietante. Está oscuro, un poco inquietante, y sin embargo es también interesante y hermoso.
Limbo tiene una cualidad poco común a la misma: independientemente de quién realmente tiene el controlador, cerca de cualquier persona es suficiente para ver automáticamente paralizados. En lugar de bombardear usted con efectos gráficos o golpeando la música, la clara falta de Limbo de los estímulos visuales y auditivos hace que sea más llamativo. Su verdadero impacto se logra a través del vacío, el silencio y la sencillez.
En su esencia, el limbo es un juego de plataformas puzzle, aunque la calificación como tal se siente como un flaco favor al juego. La verdadera pendientes, y lo que se quedará conmigo, es el mundo. Es triste, desolada, prestados en su totalidad en tonos de negro y gris. No hay color en el limbo. Ninguno. No hay música real para hablar de, además de la picadura ocasional o zánganos.
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