Hace poco supimos que el chocolate negro puede mejorar la capacidad de los vasos sanguíneos de los fumadores en la función de dilatación y contracción necesarias para el cuerpo. El mérito de este descubrimiento es de un grupo de científicos suizos, los cuales demostraron que este efecto positivo del chocolate se debe a su alta concentración de flavonoles, un potente antioxidante.
En cambio, la noticia del día está relacionada con otro estudio interesante sobre el tabaco, el cual deshecha la teoría de que el único elemento positivo de los dañinos cigarrillos es que nos ayudan a adelgazar. Un estudio realizado por la Universidad de Navarra a 7.565 personas durante 50 meses demuestra que quien deja de fumar engorda, pero quien sigue fumando también.
Dicha investigación, publicada en la Revista Española de Cardiología, establece que el tabaco es un anorexígeno, es decir, que quita el apetito. Por este motivo los que más engordan son los que acaban de dejar de fumar, seguidos por los que siguen haciéndolo. En último lugar se encuentran los que nunca han fumado, los cuales serán más propensos a tener un peso estable además de disminuir las posibilidades de desarrollar un cáncer o problemas cardiovasculares.
Este estudio también demuestra que la ganancia de peso de las personas que dejan de fumar está directamente relacionada con el número de cigarrillos que fumaban anteriormente. Dichos expertos consideran que con mayor fuerza de voluntad los ex fumadores no deberían engordar obligatoriamente, aunque este miedo se convierte en un motivo para no dejar el tabaco, sobre todo en el caso de las mujeres.
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